¿Cuál es la actualidad
de la abogacía en España? El Consejo
General de la Abogacía Española dice que a treinta y uno de diciembre de
dos mil trece había en España un total de doscientos cuarenta y nueve mil
seiscientos noventa y cuatro abogados (249.694)
en España, y en Madrid un total de setenta y seis mil quinientos cincuenta y
cinco abogados (76.555). El número
de despachos de abogados en España asciende a noventa mil, una elevada cifra teniendo
en cuenta que el 89% de los mismos cuenta con más de un socio. ¿Forma parte
España del mercado internacional de la abogacía? Se aprecia la escasez de despachos
extranjeros que desarrollan su actividad en España, dado que cuantitativamente
su presencia es mínima. De las 100 firmas que más facturan en el mundo, apenas
una decena tiene oficinas en España. Además, en ningún caso ocupan las primeras
posiciones en el ranking de facturación que está dominado por los grandes
despachos españoles. Y han sido muchas las firmas extranjeras que para
introducirse en España se han asociado a uno o varios despachos españoles, por
lo que puede decirse que el germen de dichas oficinas son realmente despachos
españoles, aunque posteriormente se hayan aplicado -o intentando aplicar-
criterios de gestión de la firma extranjera.
Según publicaba el Diario el Periodista Digital el 4 de diciembre de
2013, el número de letrados colegiados en Madrid es el doble que los mismos en
Francia y el Reino Unido. España tiene una de las densidades de letrados más
altas de Europa, sólo detrás de países como Grecia, Italia o Luxemburgo. En
palabras de D. Eduardo Berché, Decano de la Facultad de Derecho de ESADE para
el periódico Cinco Días: “En España las facultades están masificadas y
los alumnos tienen como salidas profesionales trabajar en un despacho de
abogados o en una empresa, pero no poseen la formación adecuada que se
necesita. Además, no hay tanto mercado para tanto abogado.”
En la década 2000-2010
ha habido una media de 67.787 alumnos
por curso estudiando la carrera de Derecho. No obstante estas cifras sólo
un pequeño porcentaje de aspirantes provenientes de prestigiosas escuelas con
buenas bolsas de trabajo entra al finalizar sus estudios en algunos de los
grandes bufetes de la abogacía de negocios que cada año contratan a un alto
número de “abogados junior”. Un alto porcentaje de estos recién graduados no
permanecen más de un año en estos grandes despachos. Y en este sentido, cada vez
resulta más difícil para un abogado sin experiencia empezar a ejercer la
profesión por su cuenta por varios factores, como el difícil acceso al crédito
y las dificultades del mercado.
En estas circunstancias,
es un dato objetivo el hecho de que cada vez hay más abogados jóvenes a los que
les resulta muy complicado desarrollar su profesión con dignidad; me explico.
En la actual situación de crisis económica y de exceso de demanda de puestos de
trabajo en los despachos de abogados, cada vez se exige más trabajo a la par
que se reducen considerablemente los salarios. Hay que trabajar más a cambio de
menos dinero. Esto no obstante, con la crisis se ha generalizado a todas las
profesiones, pero en la abogacía es muy gráfico. De aquellos jóvenes que
comienzan a trabajar en grandes despachos sólo un mínimo porcentaje logra
desarrollar en los mismos su carrera, y ello se debe principalmente a dos
motivos. En primer lugar la política importada de los despachos anglosajones
conocida como “up or out”
(consistente en que aquellos letrados que no promocionen en un período de
tres-cuatro años no les son renovados sus contratos) de hecho permite el
ascenso de un reducido número de letrados; y en segundo lugar la
reestructuración de las plantillas que ha tenido lugar en los últimos años. Con
la crisis económica los despachos de abogados se han reducido de forma
considerable y consecuentemente también lo han hecho sus plantillas. Han sido
cerradas sedes de grandes (por ejemplo la de Garrigues en Badajoz, o el actual
desmantelamiento de DAC Beachcroft en Madrid) y profesionales de distintos
niveles fueron despedidos (incluso en muchos casos gente que ya había adquirido
la categoría de socios). Por este motivo, para la realización de gran parte del
trabajo profesional que aun así hay que ir resolviendo estos despachos recurren
a becarios y recién licenciados que en muchas ocasiones han de desempeñar
labores que no les corresponden en jornadas de trabajo interminables. Para que
este sistema funcione, la única forma es contratando a jóvenes y recién
licenciados por períodos de entre seis meses y un año de manera que van rotando
y mantienen la productividad al nivel exigido. Nadie es capaz de trabajar más
de doce horas al día seis días a la semana de forma indefinida por lo que con
este sistema de continuo movimiento los grandes despachos obtienen máximo
beneficio al mínimo coste. Como dato adicional, a los grandes despachos les
sale más rentable contratar becarios de esta forma ya que aunque en ocasiones
paguen sueldos altos para el estatus de becario, quedan exentos de dar de alta
al becario en cuestión.
Por otro lado, aquellos otros que optan por desarrollar su carrera en
despachos de abogados más pequeños tienen que enfrentarse a salarios muy bajos
o inexistentes y dificultades para desarrollar su carrera profesional, dado que
al ser firmas más pequeñas es difícil acceder a la condición de socio
profesional y llega un momento en el que hay estancamiento profesionalmente
hablando.
Ante este panorama, creo
que aquellos que queremos ser abogados no tenemos otra opción que tener
paciencia y no dejar de estudiar. No hay que permitir abusos y llega un momento
en el que evidentemente no se puede trabajar eternamente gratis o más de doce
horas diarias. No obstante hay que tener paciencia y saber cuándo ha llegado
ése momento y esforzarse en aprender aquello que no se enseña en las facultades
y es fundamental conocer para el ejercicio de la abogacía. Hay que tomarse la
carrera no como el final de nuestra preparación sino como el principio de la
misma.
Realizar programas de
especialización, masters y post-grados, estudiar otros idiomas, desarrollar
habilidades comerciales, conocer las nuevas tecnologías y los sistemas de gestión
de los despachos,… Son la única vía para poder ejercer la abogacía en el Siglo
XXI. Con la evolución de la sociedad de la Información, evolucionan también las
distintas profesiones y en especial la abogacía, porque a un abogado no le
sirve a día de hoy con conocer el Derecho. Como decía al principio, abogados
sobran y para ganarse la vida en este mercado hay que diferenciarse y ofrecer
mejores servicios a mejor precio que otros letrados, y ello únicamente pasa por
cimiento de las leyes, la búsqueda activa de clientes, el conocimiento de
idiomas y el manejo de herramientas como la dialéctica, la fundamentación el
marketing,…
La competencia es mucha
y fuerte y hay que trabajar duro para ofrecer un buen servicio a los clientes y
a la sociedad. Quien sea capaz de ser consciente de ello y ponga los medios en
este sentido, conseguirá ser un buen abogado y saldrá reforzado de esta
situación. Desde luego no es fácil, aunque nadie dijo nunca que lo fuera.
Fdo.- Julio Bermúdez Madrigal.
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