Las relaciones
internacionales son todas aquellas actividades políticas dirigidas a establecer
relaciones o solucionar conflictos entre dos o más países. A menudo se piensa
que lo realmente determinante en las Relaciones internacionales de los estados
es el Derecho internacional, cuyas medidas deben respetarse por encima de todo.
No obstante, dejando a un lado discursos políticos, esta imagen no es la
realidad, ni mucho menos.
En un entorno
global, las grandes potencias mundiales luchan entre si buscando sus propios
intereses, actuando con cuasi total impunidad ante las disposiciones
internacionales, y, como siempre, a la sombra de estos estados súper desarrollados
y de su lucha por una mayor cuota de recursos y poder, el resto de los países
quedan subyugados a su voluntad. No se convierten en un cero a la izquierda,
pero la importancia que en teoría les corresponde, según mi criterio, se
ve vetada o, en el mejor caso, disminuida. En este panorama internacional, si
las normas internacionales se respetan y se hacen cumplir cuando es
necesario únicamente al darse un interés compartido entre
estas grandes naciones; si estas normas de Derecho internacional no son
tan eficaces como se piensa ¿Por qué mecanismos podrían defenderse o hacerse
valer los países menos afortunados que estos? La respuesta a esta pregunta
reside en un concepto no muy conocido, pero de extrema importancia: la
geopolítica.
La geopolítica
es un concepto que se ha intentado definir múltiples veces y de distintas
formas, pero realizando una síntesis de todas las posturas puede decirse que la
geopolítica es la ciencia que estudia como un estado se ve afectado por el
entorno físico y político en el que se encuentra. Es decir, el desarrollo de un
país depende directamente de dónde se encuentre (territorios marítimo,
continental e insular, fuentes de recursos, etc.) y de las políticas que
aplique en consecuencia. Pero no solo eso, sino que es determinante
de sus relaciones con las naciones más próxima y, en general, con todas
las del mundo. El estudio de la geopolítica de un país permite, no solo explicar
su historia, su sociedad y su política actual, sino además realizar
previsiones que permiten pronosticar cómo va a evolucionar en un determinado
período de tiempo y analizar los puntos fuertes y débiles de un Estado para
obrar en consecuencia.
Para
explicarme mejor pondré un ejemplo actual:
Rusia es una
extensa súper potencia con importantes recursos energéticos y relevante
fuerza militar, dando por supuesto su influencia a nivel mundial (palpable
sobre todo en organismos como la ONU). Está situada al Este de Europa, haciendo
frontera con Bielorrusia, Ucrania y Letonia entre otros. De Rusia parten la
inmensa mayoría de los oleoductos y gaseoductos que provisionan a Europa (y de
extrema importancia en los países norte europeos – como Alemania- , con climas
fríos) y en Ucrania confluyen los más importantes (lo que quizás explica las
políticas de Rusia respecto de Ucrania).
La pregunta
que hay que plantearse es ¿Qué pasaría si Rusia quisiera dejar de suministrar a
estos países por motivos estratégicos? Las potencias europeas – Alemania,
Francia, Inglaterra, Bélgica, etc. – podrían adquirir petróleo comprando
toneles directamente en Oriente Medio (teniendo en cuenta los riesgo que esto
conlleva dado el panorama tan tenso que existe actualmente en esa zona) o
comprándoselos a su aliado EE.UU, pero se quedarían totalmente desprovistas del
gas. Una alternativa sería que los países europeos mediterráneos – España e
Italia concretamente – fueran quienes suministrasen de gas al resto de Europea
a través de los conductos que pasan a través de ellos. Esta situación tan
comprometida explicaría el empeño del gobierno español en el fracasado intento
de extracción de petróleo de las Islas Canarias.
F.D.O. Alejandro Martínez.
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